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“Touche pas à James Bond”

“Touche pas à James Bond”

Denis Villeneuve va a ser el próximo hombre detrás de la cámara en las nuevas películas de James Bond. ¿Algún problema? Al parecer sí. El anuncio de que uno de los mejores realizadores de este siglo rodará las peripecias del espía de Ian Fleming ha provocado reacciones adversas. ¿De verdad es el más indicado para mantener el tono del personaje y de la saga?

Denis Villeneuve, el pasado 15 de febrero, en Londres

Denis Villeneuve, en el estreno de 'Dune' en Londres el pasado febrero

VIANNEY LE CAER / AP

Ocurrió lo mismo hace dos décadas, cuando Daniel Craig dio un giro a la personalidad de Bond. El actor británico desmontó su sempiterna imagen de figurín de cómic y reveló un espía en crisis: el hombre que sufría demasiado. Lo cual daba así un sentido a la cáustica personalidad de Ian Fleming que exuda 007.

Ahora preocupa el desembarco del director Denis Villeneuve para rodar las nuevas entregas de James Bond

Era cuestión de tiempo que James Bond sufriera una cirugía acorde con los tiempos. Nadie como Craig supo dar la vuelta con procacidad a las ironías machistas, ni reírse de sí mismo al tiempo que mostraba un lado vulnerable. ¿No eran eso las nuevas masculinidades? Pero justamente esa humanidad era lo que molestaba a los puristas, que añoraban al personaje de cómic. Al fin y al cabo, antes que película, la obra de Fleming fue una tira cómica que se publicó en periódicos británicos desde 1958 hasta 1983, en 52 arcos argumentales.

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De ahí que ahora preocupe el desembarco del director canadiense, que hizo maravillas como Arrival y las franquicias de Blade Runner o Dune, un artista que poco tiene que ver con un artesano del cine de acción y de acrobacias ingeniosas. Lo de Villeneuve son las atmósferas densas, la introspección psicológica y los océanos emocionales... y ahí pienso en esa descorazonadora mirada que le arranca a Timothée Chalamet en Dune, cuando el joven sabio al que interpreta detesta a su madre.

Pero un momento, señoras y señores, que aquí habíamos venido a entretenernos. Así que, por favor, “touche pas à James Bond”, ¿no es así?

Como bien decía la pasada semana en este diario el coreógrafo sueco Alexander Ekman, a su paso por el Liceu, estamos olvidando el verdadero sentido del término entertainment: no se refiere a un género cultural ligero, sino a la capacidad de mantener la atención del público. Y aquel Bond de antaño, créanme, no tiene a estas alturas ningún sex appeal. Al menos no para el grueso de las mujeres, que ven ahí los pespuntes y descosíos de una industria machista del mundo de hombres de ayer.

Así que, por favor, dejemos a Villeneuve toucher cuanto le apetezca en las próximas entregas de Bond, que por algo fue de niño un fan entusiasta de la saga. Y llenemos las salas, claro que sí, con la historia más sexy que de espías haya tenido lugar.

lavanguardia

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